by Michelle Barboza | Intern, Summer 2014
In July, the teachers of the GABI RET came to Panama to visit the PCP PIRE interns. An offshoot of the Panama Canal Project, the purpose of the GABI program is to give K-12 educators a chance to experience science outside of the classroom and be a part of active research. For two weeks, the cohort joined us in the field, in the lab, and after hours, getting a chance to participate in all aspects of paleontology in and out of the canal.
At our All Hands Meeting the following month, the educators explained that one of the most important things they took away from the program was the effect it had on their view of science. Instead of encountering stuffy old men in lab coats, they met young interns—both male and female—covered in mud. Instead of boards covered with esoteric equations, they entered labs lined with 20 million year old fossils. While lab coats and equations have a place in science, the GABI RET participants found that so too does dirt and sweat. By participating in research with us, they experienced science not as a collection of facts, but as an outlook, as a process, as an action. As their perspectives began to change, they saw that science is a process of discovery, and discovery is a process of journey, rather than an end. From our circle of picnic tables on a green Nebraska plain, participants shared their new understanding—science is not explored in a straight narrow line; science involves unexpected results; science is fluid, open, curiosity.
These sentiments struck me, for though I am now involved in research and preparing an undergraduate thesis, I never imagined I would be working towards a STEM degree. Luckily for me, a GE class in my second year of studies changed my course. I am an avid hiker and outdoorsman, so I decided to take a geology class. My experience in the class led me to leave behind my business administration double major, two years in the making, with no regret. Before this fateful twist however, science had been an uncomfortable thought; when I attempted to approach the subject, it had been a mountain, a class to be avoided, and above all, a closed black box.
Talking to the teachers in Panama and at our All Hands Meeting, I realized that this outlook is not only common, but prevalent. It became clear to me that there was a divide between active science and science in the public eye, and that bridging this gap was just as important, if not more important, than the investigations we were conducting behind our figuratively closed doors.
In November, I went to Santa Cruz to visit the teachers of GABI RET and, most importantly, their students. My goal – to open the doors. It was my goal to have them rethink their definition of science, just as our teachers had, just I had.
I was very happy to share my story with students, which they told me surprised and encouraged them. Students who held reservations about pursuing a career in science said they were inspired nonetheless, learning that one could take their interests and turn them into their studies (and even a career!) was novel and exciting. As the visits progressed and the trip continued, I saw that my talks could result in changing perspectives not only regarding science as a field of study, but learning itself. With each class I met, with each student whose interest was piqued, science came a step closer to being unearthed.
Por Michelle Barboza | Practicante, Verano 2014
En Julio, los profesores del GABI RET vinieron a Panamá a visitar a los practicantes del PCP PIRE. Siendo una rama del Proyecto Canal de Panamá, el propósito del programa GABI es dar a los educadores K-12 la oportunidad de experimentar ciencia fuera del salón de clases y ser parte de investigación activa. Por dos semanas, el grupo de profesores se nos unió en el campo y en el laboratorio teniendo la oportunidad de participar en todos los aspectos paleontológicos dentro y fuera del canal.
En nuestro encuentro “Todas las manos” del mes siguiente, los educadores explicaron que una de las cosas más importantes que obtuvieron del programa fue el efecto que tuvo en su visión de la ciencia. En lugar de encontrar señores mayores estirados en mandiles blancos, encontraron practicantes jóvenes, tanto hombres como mujeres, cubiertos de barro. En lugar de pizarras cubiertas con ecuaciones esotéricas, ingresaron a laboratorios con fósiles de 20 millones de años. A pesar de que mandiles blancos y ecuaciones están presentes en la ciencia, los participantes del GABI RET descubrieron que también lo están la tierra y el sudor. Al participar en investigación con nosotros, ellos experimentaron la ciencia no solo como una colección de hechos, sino como una perspectiva, como un proceso, como una acción. A medida que sus visiones comenzaban a cambiar, vieron que la ciencia es un proceso de descubrimiento y que el descubrimiento es parte de una jornada, más que un fin. Desde nuestro círculo de mesas de picnic en una llanura verde en Nebraska, los participantes compartieron su nueva visión, que la ciencia no se explora en una estrecha línea recta, la ciencia implica resultados inesperados; la ciencia es fluida, abierta, curiosidad.
Estos sentimientos me llamaron la atención, pues aunque ahora estoy involucrada en la investigación y la preparación de mi tesis de pregrado, nunca imaginé que iba a estar trabajando en la obtención de un grado en STEM (sigla de carreras relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Por suerte para mí, una clase en mi segundo año de estudios cambió mi rumbo. Soy una ávida caminante y amante de la naturaleza, así que decidí tomar una clase de geología. Mi experiencia en esta clase me llevó a dejar atrás mi especialización en administración de negocios, dos años invertidos, sin pesar. Antes de este giro trascendental, sin embargo, la ciencia había sido un pensamiento incómodo; cuando trataba de abordar el tema, esta representaba una montaña, una clase que hay que evitar y sobre todo, una caja negra cerrada.
Hablando con los maestros en Panamá, en nuestro encuentro “Todas las Manos”, me di cuenta de que esta perspectiva es común y muy frecuente. Se hizo evidente para mí que había una brecha entre la ciencia y la ciencia activa en el ojo público y que la reducción de esta brecha es tan importante, si no más, que las investigaciones que estábamos llevando a cabo detrás de nuestras puertas cerradas, en sentido figurado.
En noviembre, fui a Santa Cruz a visitar a los maestros del GABI RET y, lo más importante, a sus estudiantes. Mi objetivo, abrir estas puertas. Era mi objetivo hacerlos repensar su definición de la ciencia, al igual que nuestros maestros lo hicieron, como yo lo hice.
Fui muy feliz de compartir mi historia con los estudiantes, quienes me contaron lo sorprendidos y animados que estaban. Los estudiantes que tenían sus reservas acerca de seguir carreras en ciencia dijeron que se inspiraron al saber que uno puede tomar sus intereses y convertirlos en estudios (¡e incluso carreras!). Fue novedoso y emocionante. A medida que las visitas progresaron y el viaje continuó, vi que mis conversaciones podrían resultar en el cambio de perspectivas, no sólo con respecto a la ciencia como un campo de estudio, sino al aprendizaje en sí. En cada clase me encontré con estudiantes que despertaron su interés en ciencia, la cual estuvo un paso más cerca de ser descubierta.