Un nuevo estudio de una de los más importantes artefactos restantes del imperio azteca, una piedra calendario de 24 toneladas, interpreta la imagen central de la piedra como la muerte del dios sol Tonatiuh durante un eclipse, un evento que los aztecas creían llevaría a un apocalipsis global acompañado por terremotos.
Muchos científicos creen que el corazón de la piedra era la cara de Tonatiuh, encima del cual los aztecas ofrecían sacrificios humanos para prevenir el fin del mundo. La investigadora Susan Milbrath, curadora de arte y arqueología en el Museo de Historia Natural de Florida, ofrece la nueva, ominosa interpretación de este símbolo en la edición impresa de febrero de la revista Mexicon.
“Quizás sí tuvieron una mirada más presagiosa hacia el futuro que la gente en las sociedades de hoy,” dijo. “Pero los aztecas eran más sofisticados en términos de astronomía de lo que la gente se ha da cuenta.”
Una historia oscura
El imperio azteca dominó mucho del actual México central desde alrededor de 1325 hasta los 1520, cuando los españoles colonizaron la región, asimilando a los lugareños a que vivieran más como sus conquistadores europeos. Los españoles enterraron la piedra calendario de 12 pies, también conocida como la Piedra del Sol, bocabajo antes de que fuera descubierta en 1790.
La piedra, la cual fue exhibida en la plaza principal de la capital azteca, Tenochtitlan, en la actual Ciudad de México, fue probablemente donde los cautivos más valiosos eran sacrificados, dijo Milbrath.
“Eso casi la hizo como un escenario para ritual público,” dijo.
La piedra original se encuentra alojada en el Museo Nacional de Antropología en la Ciudad de México, pero el Museo de Historia Natural de Florida exhibe una réplica del tamaño actual en el patio de Dickinson Hall en el campus de la Universidad de Florida.
El sol y prediciendo el futuro
Milbrath dijo que culturas tempranas como los aztecas y mayas seguían los movimientos del sol para predecir eventos futuros, tales como patrones climáticos y ciclos astronómicos.
“Es completamente natural que la gente trate de predecir ciclos,” dijo. “Una vez que la gente empezó a seguir ambos el sol y la luna y dándose cuenta de los eclipses que ocurrían, probablemente se convirtió en un aspecto central de su religión.”
Como otras sociedades mexicanas tempranas, los aztecas dependían fuertemente en la agricultura, sembrando maíz, frijoles, y calabaza para sustentar a su población. Pero a su dependencia en el sol para la agricultura también lo acompañaba una creencia que tenían que alimentar al sol con la sangre de sacrificio humano para mantenerlo vivo.
Los aztecas sacrificaban a un prisionero en la piedra calendario en la fecha 4 olin, el día que creían que el mundo terminaría. El día se repite cada 260 días en el ciclo de su calendario. Con la sucesión del ciclo, otro prisionero era sacrificado y el sol se levantaba de nuevo al día siguiente. Tonatiuh vivía.
Los sacerdotes, altos en la cadena de mando de la sociedad azteca, eran responsables de trazar los fenómenos astronómicos, incluyendo el eclipse que traería la destrucción inminente, dijo Milbrath.
Pueden haber sabido que no vendría ningún eclipse en 4 olin durante la cima del imperio. Basado en el sistema de calendario azteca, un eclipse solar no caería en esa fecha hasta el siglo XXI, dijo.
“Cuando crearon su mitología, se aseguraron que 4 Olin nunca ocurriera con un eclipse en su mundo,” dijo. “La posibilidad de manipulación resoluta no debe ser ignorada.”
Garras, corazones humanos y un monstruo
Una de las características más importantes de la piedra, dijo Milbrath, se puede haber deslavado con el tiempo: la pintura. En imágenes usadas comúnmente, incluyendo una junto a la piedra original, la superficie es colorida, con un Tonatiuh decorado con tocado y collar, representado como una figura de azul y rojo enmarcados por amarillo.
Estos colores se usan seguido en pinturas aztecas de Tonatiuh como un dios vivo, dijo Milbrath. Pero alguna evidencia sugiere que la imagen de Tonatiuh puede haberse dejado sin pintar o en color negro, como el sol durante un eclipse solar. El negro también se usó en otra importante imagen del sol muriendo en otro códice de México central. La lengua de Tonatiuh, mostrado en la Piedra Calendario como un cuchillo saliéndosele de la boca, era un ícono de la muerte también, dijo ella.
Rodeando a Tonatiuh se encuentran garras apretando corazones humanos, aludiendo a un monstruo de eclipse — la encarnación de los eclipses en otras pinturas y dibujos aztecas — y un círculo de señales simbolizando el calendario de 260 días usado para predecir ciclos agrícolas y eventos futuros.
En el anillo exterior extremo, serpientes de fuego — víboras de mandíbulas abiertas con llamas en sus cuerpos y hocicos estrellados — representan una constelación asociada cercanamente con el sol en la temporada de secas, cuando los poderosos rayos solares son más brillantes, dijo Milbrath.
Los aztecas mezclaron la astronomía y la religión
La obsesión azteca con la astronomía no era una anomalía, dijo.
“La astronomía y la religión siempre han estado conectadas,” dijo. “Sólo es innato, porque sin luces eléctricas, todo lo que tienes que hacer en la noche es voltear hacia arriba y ver lo vasto de las estrellas en el cielo.”
El pueblo azteca probablemente trató de desafiar y combatir las fuerzas que creían que destruirían al sol durante un eclipse, cuando la obscuridad cubría al sol y le podía ocurrir daño a la gente, dijo Milbrath.
“Las mujeres embarazadas se quedaban adentro porque pensaban que sus hijos nacerían con deformidades horribles,” dijo. “La mayoría de los detalles sobre como los aztecas lidiaban don los eclipses solares no son bien conocidos, pero definitivamente sí trataron de ahuyentar al monstruo que creían que se estaba comiendo al sol.”
Milbrath dijo que aunque el sacrificio humano era una importante práctica en la cultura azteca, los científicos no deberían ignorar lo que lograron al poder predecir eclipses.
“Espero que la gente tenga una apreciación de los aztecas no como una población sanguinaria,” dijo. “Probablemente mataron mucha menos gente que la que nosotros hemos matado en el siglo XX en guerra colectiva.”
“Me temo que la guerra es endémica a todas nuestras culturas. Estamos sacrificando gente todo el tiempo en distintas maneras,” continuó. “No estoy segura de que seamos más sofisticados de lo que ellos lo fueron.”
English versionLearn more about the Latin American Archaeology Collection at the Florida Museum.